domingo, 18 de diciembre de 2011

Una voz en la penumbra

Escarcha en las ramas, cristales relucientes en los caminos, amaneceres crudos, solitarios…
Aquella fresca mañana salí de la casa ha echar de comer al ganado, de camino a la cuadra algo llamo mi atención oí un chapoteo en el rio y pensé que seria el perro que se habría metido en agua, segundos después vi a un hombre bajar por el rio corriendo como una centella, me asuste pero seguí mi camino y entre en la cuadra. Cuando les estaba echando de comer a los cerdos, una voz jadeante me llamó por mi nombre y asustada le pregunte:
-¿Quién yes?
-Soy Pedro, ¿nun me conoces? toy heridu en un  brazu esos condenaos siguenme sin tregua y tengo mucho frio.
-¿Y qué puedo facer yo por ti?
 Había oído hablar de él, era de un pueblo cercano. Salí de la cuadra como si nada ocurriera y subí a casa, prepare un cazo de infusión y lo coloque con cuidado dentro de la lata de echar la comida a los cerdos, salí de casa con disimulo y sin pensar el riesgo que corría, volví a la cuadra se lo di y le curé la herida como pude, luego me fui para casa y él se quedo en la cuadra,  la intranquilidad recorría todos los rincones de mi casa.  Al oscurecer se oyeron disparos en el rio y temí lo peor. ¿Le habrían cogido? A la mañana siguiente le vi y me conto que al verse descubierto se escondió dentro de una rolla de castañal que estaba hueca en el rio. Se fue monte arriba y no se supo de el hasta pasados unos días que llegaron los rumores, lo habían matado en el monte. Nos acompañaba el miedo a todas horas, si en la noche se escuchaban pasos o alguien llamaba a la puerta nos echábamos ha temblar, incertidumbre, miedos, injusticias formaban parte de nuestra vida cotidiana y el transcurrir de los días.                                       

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